jueves, 30 de noviembre de 2017

#ApunteEconómicoUP: ¿Afecta por igual la incertidumbre a todos los sectores?

«La realidad se ve afectada por decisiones económicas que toman personas, individual o colectivamente, influidas por innumerables factores. Tratar de predecir la conducta económica no resulta sencillo». Así de contundente se muestra Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research en un reciente artículo al hilo de la cuestión catalana y sus posibles efectos económicos. 

La predicción económica no es una ciencia exacta como reconocemos los economistas, en todo caso, es una herramienta que permite inferir una serie de escenarios y consecuencias a partir de los datos y e informaciones presentes o pasadas de situaciones similares. Se trata de otorgar mayor criterio a los agentes económicos y reducir su incertidumbre, que en última instancia es lo que busca paliar. La investigación económica persigue avanzar en esta línea. Prueba de ello, señala Doménech, se puede ver en la web policyuncertainty.com que construye un indicador de incertidumbre económica relacionada con la política de los economías desarrolladas. 

En este punto, cabe preguntarse y analizar cómo la incertidumbre puede afectar a los diferentes sectores económicos por sus características intrínsecas y su relación con los clientes. En el caso que nos ocupa, el subsector de servicios profesionales presenta un comportamiento reconocible en el entramado socioeconómico. Sabemos que en un contexto económico y regulatorio estable, o ceteris paribus, presta servicios al resto de sectores que son necesarios para su actividad y también servicios de consumo final para las personas. Por ende, se trata de una demanda de servicios profesionales que se produce sobre la base de criterios de urgencia o necesidad

Sin embargo, en función de la incertidumbre generalizada o un shock exógeno que se pueda producir, es relevante detectar qué ámbito de la dinámica de las profesiones puede tener una mayor afectación. Como ejemplo, en un escenario de incertidumbre sobre las expectativas de crecimiento económico, la demanda de servicios profesionales más ligada a la evolución de la actividad económica podría moderarse por parte de las empresas si estas observan indicios de parón en el consumo de sus bienes y reducen su producción. En definitiva, analizar con precisión los vaivenes y las interrelaciones entre sectores se antoja fundamental para afinar los diagnósticos, reducir la incertidumbre y no precipitarse en las soluciones.

#ApunteEconómicoUP: La relevancia del contexto en nuestras decisiones económicas

Toma cada vez más fuerza, se trata de la nueva tendencia en análisis económico del comportamiento. O mejor dicho, «la nueva revolución supone que cuando tomamos decisiones, no consideramos meramente cual de las opciones disponibles nos gusta más. También nos preguntamos qué deberíamos hacer»

Lo sostiene en su último análisis Ricardo Haussmann, profesor de economía en la Escuela Kennedy de Harvard. ¿Qué conlleva esta concepción para entender como nos comportamos en términos económicos? 



A priori y dada su actualidad, la referencia sobre esta cuestión que puede ser más relacionada es la rama de la economía conductual de la que Richard H. Thaler fue recientemente galardonado con el nobel. No obstante, mientras que la economía del comportamiento se fundamenta en la psicología cognitiva, Haussmann describe que «la revolución actual tiene sus raíces en la psicología moral». 

Las implicaciones de este giro van más allá de afinar en nuestras decisiones y detectar cómo nos afectan los incentivos de carácter económico. Lo relevante y, prácticamente determinante, es cómo influyen en nosotros el contexto e identidad social que tengamos y que además se refleja en nuestros sentimientos. Una materia que ya empezaron a explorar George Akerlof y Rachel Kranton en Identity Economics (Princeton University Press, 2010) y Sam Bowles en The Moral Economy (Yale University Press, 2016). 

Entre las consecuencias que puede arrojar este modo de analizar está que se «dé cabida a estrategias basadas en afectar ideales e identidades, no solo impuestos, multas y subsidios» advierte Haussmann. Y concluye que en el futuro quizás comprendamos mejor, como ejemplo, «que desempeñamos una labor excelente en nuestro trabajo porque buscamos respeto y realización personal, no solo un aumento de sueldo». 

Si extrapolamos este último razonamiento a la razón de ser de los colegios profesionales y las profesiones, encontramos un fuerte indicio y conexión con los resortes que identifican a estas como una categoría social reconocida. El ejercicio de una profesión implica una asunción personal de la deontología, que tiene a su vez potestad disciplinaria. Un marco que el profesional identifica y basa en su modo de actuar vocacional y donde los incentivos económicos pasan a un segundo plano en aras del servicio a la sociedad.