miércoles, 26 de septiembre de 2018

#ApunteEconómicoUP: ¿Afecta ya la desaceleración económica a las profesiones?

En las últimas semanas, diferentes instituciones nacionales e internacionales han actualizado sus previsiones económicas para diferentes países, incluido España. Las líneas generales coincidentes apuntan a una moderación en el avance del PIB por debajo del 3% producido entre otros motivos, por una pérdida de ritmo en la creación de empleo, que a su vez arrastra al consumo privado, el cual supone casi dos tercios de nuestra economía. A ello, se añade la escalada arancelaria de fondo entre EE.UU. y China que, por sus efectos interrelacionados con el resto de países, se empieza a notar en la demanda de los mercados exteriores; por ejemplo, China importa muchos factores productivos a otros países de su entorno que después ensambla en su territorio. Todo, junto con una subida en los últimos meses del precio del petróleo que repercute en la formación de los precios. 

Para el Banco de España, que ha revisado a la baja sus proyecciones macroeconómicas para España en el periodo entre el 2018 y el 2020, recomienda además de corregir el elevado endeudamiento público, aplicar una agenda reformista en los mercados de factores y productos. En esta línea, se muestra la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que vuelve a señalar incluso que «reducir aún más las barreras en los sectores de servicios traería aumentos de empleo y productividad». Mientras, el Banco Central Europeo sitúa al crecimiento de la eurozona por debajo del 2% ya en el 2019 por la debilidad del comercio mundial y la escasez de mano de obra. 

  • Factores externos: menor demanda exterior de servicios y apreciación del euro 

Uno de los principales motores de crecimiento de la economía española son las exportaciones cuando la demanda interna se estanca. Durante la fase más aguda de la crisis, esta búsqueda de mercados exteriores incentivó la inversión, que se tradujo en más empleo y, finalmente, en una recuperación del consumo. Ahora, nos encontramos en un escenario inverso de freno en este motor comercial que para las profesiones se empieza también a acusar. 

Según la Encuesta de Comercio Internacional de Servicios publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) durante el segundo trimestre de este año los servicios técnicos, entre los que se encuentran los de arquitectura e ingeniería, experimentaron un retroceso del 6,7% anual en las exportaciones. A falta de mayor detalle, si nos remitimos a los últimos años, los países de la eurozona solo suponen el 36,1% en millones de euros del destino exportador de la partida de servicios empresariales, donde se incluyen buena parte de los servicios profesionales de mercado. Para los servicios técnicos, de hecho, es incluso inferior con un 30,5%. 

Además del debilitamiento de los flujos comerciales mundiales, también hay que considerar el tipo de cambio que puede hacer más atractivos o no nuestros bienes y servicios; pero en los últimos meses, la apreciación del euro frente al resto de divisas podría estar pesando algo más en la decisión nuestros socios comerciales fuera de la eurozona. No obstante, la partida de consultoría y gestión empresarial, a pesar de reducir su ritmo anual de exportaciones en los últimos trimestres, creció el 12,5% en el segundo de este año. Si bien, el destino de sus exportaciones se destina en un 48,9% hacia los países de la eurozona y evita más el efecto del tipo de cambio. 

  • Factores internos: más estabilidad en empleo y facturación 

En el ámbito doméstico el comportamiento de las profesiones presenta rasgos más sólidos hasta ahora si atendemos a los niveles de facturación y empleo. Los datos de afiliación del mes de agosto presentaron un balance consistente con los últimos años en el subsector de servicios profesionales. Incluso, su ritmo anual de creación de empleo es muy superior, con un 4,60% anual en agosto, al del conjunto de la economía con un 2,89%. anual. En cualquier caso, sí es cierto que desde marzo, estos porcentajes se han ido moderando. 

Entre las excepciones más significativas se encuentran los servicios técnicos de arquitectura e ingeniería con un incremento de afiliación anuales creciente cercano al 7% gracias al repunte del sector de la construcción. Y también, rozando casi el 8% anual más de afiliación la categoría de servicios sociales sin alojamiento, es decir, los servicios prestados de asesoramiento, bienestar social y orientación a personas mayores o discapacitadas en su domicilio. Un dato que invita a reflexionar también. 

En cuanto a los niveles de facturación de los servicios profesionales de mercado, el balance agregado también soporta, por el momento, cierta serenidad pues los datos corregidos de efecto estacional y de calendario se muestran con un 11,5% anual, por encima del conjunto del sector servicios con un 7,0% anual.

viernes, 14 de septiembre de 2018

#ApunteEconómicoUP: Una década de la caída de Lehman Brothers, algún aprendizaje y reconocimiento para las profesiones


Too big to fail... Es el dogma en el que creía el mundo financiero y, de paso, el resto de los mortales justo antes de la caída del gigante banco americano, Lehman Brothers, el 15 de septiembre del 2008 que supuso el detonante principal de la Gran Recesión que vino después, con un hundimiento de la actividad económica mundial que no se producía desde la Segunda Guerra Mundial y los años 30 con la Gran Depresión. 


  • ¿Cómo llegamos a esto?

Si nos remontamos al 9 de agosto del 2007 encontramos el primer signo serio de alarma de que algo no iba bien y la fiesta había terminado. El banco francés BNP suspendió tres fondos de inversión ligados a hipotecas, y puso de manifiesto el núcleo del problema: las hipotecas subprime, o de alto riesgo, concedidas por la banca a aquellos clientes de menor solvencia y mayor riesgo de impago con el objetivo de generar más beneficios. Los intereses de estas hipotecas eran más elevados y las mismas eran titulizadas en partes para configurar productos de inversión de gran opacidad que ofrecían, en consecuencia, rentabilidades más altas cuya garantía de fiabilidad era inflada por las agencias de calificación en connivencia con la banca. 

Años atrás, con la explosión de la burbuja puntocom en el 2000, se bajaron los tipos de interés y se inyectó liquidez para activar la economía. Gran parte de ese estímulo se destinó, gracias a una regulación ciertamente permisiva, a fomentar la compra inmobiliaria residencial dando como resultado una escalada en los precios de la vivienda que parecía infinito y cuyo auge se produjo entre el 2005 y el 2006. Con los primeros signos de inflación, la Reserva Federal inició la subida de los tipos de interés en el 2004 y la presión en las cuotas de esas hipotecas basura empezó a generar una ola de impagos y de desempleo ante la reducción del consumo y la menor confianza. 

Lehman Brothers no fue más que el icono paradigmático de esta ingeniería financiera y la onda expansiva de su derrumbe se progagó al resto del mundo que, en mayor o menor medida, había aplicado la misma receta. Hoy parece existir un mayor consenso en que dejarlo caer no fue lo adecuado, más bien se trató de un experimento de resultados no suficientemente calculados, para concluir que fue la excepción que confirma la regla: hay entidades sistémicas cuyo volumen e interrelación con el resto difícilmente pueden desaparecer o al menos, dejarlas caer de un plumazo, por encima incluso del concepto de riesgo moral. Por ello, la regulación se convierte en el instrumento más potente para prevenir este tipo de situaciones antes de llegar al rescate. 

  • Más independencia de criterio, más reconocimiento a la labor profesional 

Recordar lo sucedido y el contexto de este periodo se antoja vital. 10 años después nos encontramos ante un escenario con algunas señales que nos recuerdan el caldo de cultivo que propició la crisis (sobre las que profundizaremos en próximas entradas). Por ejemplo, un periodo demasiado prolongado de bajos tipos de interés con excesiva liquidez, un repunte en la concesión de préstamos hipotecarios y cierto sobrecalentamiento en el nivel de precios de la vivienda y el alquiler en los principales núcleos urbanos de nuestro país. Dinámicas que se repiten y justifican también a nivel discursivo en la calle. Sin embargo, hay algunas diferencias, entre ellas, que la dimensión de dichas dinámicas todavía no es tan relevante a nivel agregado y existe una regulación y práctica bancaria más sólida en cuanto a provisiones y valoración de riesgos. En cualquier caso, aún no es suficiente, pues «se está todavía lejos de poder controlar todo el perímetro de instrumentos financieros que se crean cada día» reflexiona el economista, Santiago Carbó. 

En todo este universo y época las profesiones han jugado un papel a considerar en muchos sentidos. Por un lado, el ejercicio por cuenta ajena de muchos profesionales fue alterado e intervenido al conminarles desde los órganos de dirección a prácticas que si bien, no eran ilegales, sí iban en contra del interés general de muchos usuarios. Basta mencionar a economistas que operaban en la banca y vendían productos no adecuados al perfil de los clientes a través de publicidad engañosa o, al menos, confusa. Todo con una fuerte presión laboral para cumplir objetivos de venta. Por ello, más allá de que la mala praxis o proceder fuera consciente en algunos casos, hoy sigue siendo necesario reforzar, como ya sucede desde las organizaciones colegiales, tanto el control deontológico como la independencia de criterio profesional en el ejercicio por cuenta ajena para evitar ciertas situaciones de perjuicio a los clientes y pacientes. 

Pero también cabe reconocer la entrega de los profesionales de todas las áreas que contribuyeron y contribuyen a mejorar el nivel de bienestar de la sociedad a través de la prestación de sus servicios siempre basados en su mejor criterio y asesoría en cuestiones de índole sanitaria, social, docente, técnica, jurídica, económica y científica. Más que nunca, el acto profesional debe defenderse como garantía del interés general de los ciudadanos frente a las inevitables fluctuaciones de los ciclos económicos y las regulaciones no responsables ni deseables.