martes, 17 de diciembre de 2019

#ApunteEconómicoUP: Acerca de la desigualdad, la economía y la política

«No debemos dejar que la economía deje de ser una ciencia moral y se aleje del debate social». Fue una de las principales reflexiones que dejó el economista francés, Thomas Piketty, el pasado 11 de diciembre en la presentación que realizó de su nuevo libro Capital e ideología (Deusto, 2019) en el Instituto Francés de Madrid. 

Conocido por sus profundas investigaciones con base en amplias series estadísticas históricas, como ya mostró en El capital en el siglo XXI (Harvard University Press, 2013) en el que analizó el origen de la distribución del ingreso y la riqueza en el mundo desde el siglo XVIII, en esta ocasión, profundiza en las raíces de la desigualdad, sobre la cual afirma que no es económica o tecnológica, sino ideológica y política. Es decir, la desigualdad tiene más que ver, según sus palabras, con la estructura fiscal, el sistema normativo, o de educación que se establezca. 

De tal modo, en su intervención también ponderó la relevante influencia de introducir una fiscalidad progresiva, no solo por redistribuir la renta, sino también porque permite reinvertir en educación pública. El propio Piketty ya reconoció que «las políticas de educación y formación, en diversas formas, también constituyen una poderosa herramienta de redistribución eficaz que permite modificar estructuralmente la desigualdad de las rentas del trabajo» en La Economía de las desigualdades (Anagrama, 2015). 

Por su parte, abogó además por repensar la política económica de la Unión Europea. Así, defendió avanzar en construir una fiscalidad común de manera definitiva para progresar en la integración europea y superar el eje franco-alemán dominante actual con objeto de que España e Italia también tengan un mayor peso en el debate de las decisiones económicas, normativas y sobre políticas sociales. 

  • La intensa interacción entre política y economía 

Precisamente, al hilo de la interacción o vínculo entre la política y la economía que apunta Piketty, la profesora de la Universidad de Stanford, Anat R. Admati, publicaba un reciente artículo en el que incide de manera clara en la relevancia crítica que supone para el bienestar social que haya un cauce de colaboración entre políticos y economistas más amplio, certero y no distorsionado. 

Entre otras cuestiones, defiende que la esfera académica en el ámbito económico ha de mezclarse más con el mundo real. Ello se debe a que puede suministrar la necesaria información y contraste técnico a la política tanto para informar de la mala de aplicación de leyes, como para ajustarlas o solicitar que se rindan cuentas. Con todo, recuerda que «la aplicación de modelos económicos inadecuados a las políticas en el mundo real es similar a la construcción de puentes utilizando modelos de ingeniería defectuosos. Se pueden producir daños graves». 

Por ejemplo, también recuerda que es fundamental profundizar en saber y discernir «la forma en que se desarrollan las estructuras de poder y las asimetrías de información dentro y entre las instituciones de los sectores público y privado».