martes, 8 de agosto de 2017

La confusa relación entre productividad y bienestar

«Conforme las sociedades se enriquecen, tal vez sea inevitable una desaceleración de la productividad y que las cifras del PIB per cápita nos digan cada vez menos sobre el bienestar real de las personas». Así reflexiona Adair Turner, presidente del Instituto de Nuevo Pensamiento Económico (INET, en inglés) en su reciente artículo sobre el crecimiento de la productividad

En su razonamiento, llevado al extremo, sostiene que en un futuro en el cual las actividades que produjeran la mayoría de los bienes y servicios que generan bienestar fueran llevadas a cabo por máquinas, ello tendría un reflejo escaso en el volumen del Producto Interior Bruto (PIB), pues su coste de producción sería mínimo. 


De este modo, como describe, el grueso del PIB contendría otras actividades que denomina de «suma cero o difíciles de automatizar». Así, afirma que «las mediciones de productividad casi no crecerían, pero tampoco tendrían relación con mejoras del bienestar». Entre estos sectores, refiere una amalgama cuyo único nexo común parece ser que «no aumentan de ningún modo el bienestar social, sino que sólo suponen competencia por el pastel económico ya creado». Dentro de estas actividades cita a los servicios legales, la asistencia sanitaria doméstica, la seguridad policial, las regulaciones contra el fraude, las actuaciones artísticas o el alquiler de viviendas, etc. 

  • Las profesiones como generadoras de bienestar y capital social 

Sin entrar a desgranar la tesis del autor dado que este no es el formato, llama la atención una cuestión: la visión reduccionista de lo que supone el bienestar social. Pero incluso más allá, se puede defender que todas las actividades mencionadas contribuyen a la generación de bienestar y confianza en las relaciones económicas y personales con diferente intensidad, lo que por otra parte, es uno de los fines también de la ciencia económica. 

Y, no cabe duda de que las profesiones en sus ámbitos jurídico, económico, sanitario, científico, de arquitectura, ingeniería, docente y social generan diariamente la argamasa necesaria para que el resto de sectores consuman estos servicios como bienes intermedios de su producción y puedan tener un desempeño óptimo y, a título individual de las personas para que solucionen sus problemas de seguridad física y jurídica, entre otros. 

Todo ello, articulado sobre la base de la función de ordenación y control deontológico que realizan las organizaciones colegiales, finalmente favorece un capital social mayor y más sólido, que es «entendido como el conjunto de valores que permiten a los miembros de la sociedad confiar en el prójimo y trabajar conjuntamente» como menciona el economista, Javier García-Arenas en el último dossier de Caixabank.

¡Feliz verano!

miércoles, 2 de agosto de 2017

Cuestiones del estudio económico de UP para la OCDE

En marzo del 2017, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó su Estudio Económico sobre España 2017. En él, refirió que la competencia en el sector de los servicios profesionales es aún débil y que su liberalización incrementaría la productividad, reduciría los precios, mejoraría la calidad de los servicios y generaría más empleo. Ante ello, Unión Profesional desarrolló un informe de consideraciones económicas que subraya el potencial competitivo y conceptual del subsector de servicios profesionales frente a esta nueva propuesta de liberalización. Una vez enviado el estudio económico de Unión Profesional a la OCDE, es interesante para este blog hacer un breve repaso sobre algunas de las cuestiones que analiza el informe sobre el desempeño económico del subsector de servicios profesionales y que han sido recogidas en los números 167 y 168 de la revista Profesiones


Mediante un análisis comparativo de la evolución de los márgenes empresariales en el subsector de los servicios profesional a nivel de la eurozona en el periodo 1999-2014, se observa que en el caso de España se han mantenido relativamente reducidos y se encuentran entre los países con menores márgenes tales como Francia, Finlandia o Luxemburgo. Países, donde el funcionamiento de los servicios profesionales se suele señalar más competitivo. Por tanto, es muestra de que en España, se cuenta con un número de operadores que dan lugar a un nivel de suficiente competencia y tienen a su vez la necesaria solidez financiera bajo el marco regulatorio actual. 


Entendido el indicador de esfuerzo inversor como el cociente entre la formación bruta de capital fijo y el valor añadido bruto que construye el Banco de España, nos ofrece una medida y criterio para valorar si un sector tiene la suficiente tensión competitiva para seguir una saludable actualización y desarrollo económico. En el caso del subsector de las profesiones en España, su perfil inversor se basa esencialmente en los bienes de equipo de las TIC y en propiedad intelectual. En consecuencia, se potencia el componente intelectual y tecnológico para prestar un mejor servicios a los clientes, pacientes y usuarios. Además, se ha observado que en los últimos años, el esfuerzo inversor de las profesiones ha convergido hacia el dato que muestra el conjunto del sector servicios.