Al hablar de servicios profesionales y su caracterización principal, algunos de los signos de identidad esencial que se vienen a la cabeza casi como un resorte tienen que ver con: la elevada y especializada formación de los profesionales, la calidad que pueden atribuir a sus servicios y la brecha de información que, generalmente, acusan los clientes y pacientes respecto a los profesionales que toma el nombre (en literatura económica) de información asimétrica. Y es en relación a la información asimétrica, donde quiero hacer llegar un nuevo término en muchas ocasiones obviado o no conocido que está sustentado y estudiado en teoría económica por los economistas Michael R. Darby y Edi Karni en 1973:
Se trata de los “credence goods” o traducido al castellano, bienes de confianza, es decir, aquellos bienes en donde el consumidor deposita toda su confianza en la acción del profesional al que ha acudido. Una definición que responde a la particularidad de los servicios profesionales. Hablamos así, de bienes en donde es muy difícil que el consumidor compruebe el nivel de calidad que le han proporcionado tanto ex ante o durante la prestación del servicio, como ex post.
El caso más paradigmático lo encontramos en los servicios sanitarios. Cuando una persona va a un hospital, centro de salud, etc. se encuentra frente a un facultativo en el cual, confía su salud, esperando la mejor prestación y diligencia. En este sentido, el ejemplo extremo de la dificultad de comprobación del nivel cualitativo sería:
Se trata de los “credence goods” o traducido al castellano, bienes de confianza, es decir, aquellos bienes en donde el consumidor deposita toda su confianza en la acción del profesional al que ha acudido. Una definición que responde a la particularidad de los servicios profesionales. Hablamos así, de bienes en donde es muy difícil que el consumidor compruebe el nivel de calidad que le han proporcionado tanto ex ante o durante la prestación del servicio, como ex post.
El caso más paradigmático lo encontramos en los servicios sanitarios. Cuando una persona va a un hospital, centro de salud, etc. se encuentra frente a un facultativo en el cual, confía su salud, esperando la mejor prestación y diligencia. En este sentido, el ejemplo extremo de la dificultad de comprobación del nivel cualitativo sería:
El médico que hubiera procurado el mejor tratamiento y no consiguiera el nivel de salud o recuperación del paciente que se esperaba, podría encontrarse en entredicho ante la falta de la suficiente credibilidad y control sobre su actuación de trabajo, facultades ejercidas por el colegio profesional.
Por tanto, es el colegio profesional el que cubre esa brecha de información entre el cliente y paciente y el profesional al aportar certidumbre y seguridad sobre el ejercicio de este último.
En la actual situación que nos encontramos de recortes como en sanidad sin ir más lejos y reformas de calado debemos preguntarnos y estudiar detenidamente las implicaciones si esta propiedad tan determinante como es la confianza sobre los servicios profesionales se va a ver mermada. Es decir, si se va a dejar de lado el cuidado de la calidad, por la falta de órganos independientes de control deontológico que preserven y garanticen ante la sociedad, ciertos estándares necesarios y deseables.
La calidad y la confianza es el verdadero valor añadido y sustancial del subsector de servicios profesionales; si entra en una espiral de degradación paulatina afectamos a su línea de flotación y, lo que es más importante, a la sociedad.
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