Cuando hacemos balance de una investigación sobre una materia que desconocíamos y aprendemos de ella, es interesante recordar la frase que enunció Isaac Newton: «Si he llegado a ver más que los otros es porque me subí a hombros de gigante». Una reflexión, que en el plano que buscamos construir, un modelo de datos colegial común, nos lleva a Tim O’Reilly, impulsor del software libre y el código abierto, cuando afirmó: «Si realmente quieres que los datos ayuden a la gente, no pongas a la gente a buscar datos. Haz que los datos ‘encuentren’ a la gente que trabaje con ellos y puedan mostrarles cómo lo hacen; ofrecerte su ayuda a través de su experiencia». Y es que, los datos se encuentran alrededor de las profesiones. Tenemos la materia prima necesaria, por tanto, ¿qué valor añadido supondría la publicación de datos para las instituciones colegiales?. Un aparato estadístico con datos acerca de las profesiones y los colegios situaría al sector de las profesiones con una ventaja consistente y clara capaz de sostener con argumentos precisos su potencial social y económico frente a propuestas de liberalización excesiva desde la Administración Pública. Porque, un sector que no posee datos agregados siempre será más vulnerable a los vaivenes de la política. Por ello, la oportunidad para las entidades colegiales es excelente y apremiante.
¿Qué es necesario para comenzar la construcción del modelo de gestión de datos?
La clave fundamental para poner en marcha la elaboración de un modelo de gestión de datos sobre las profesiones y sus organizaciones colegiales donde se sumen el mayor número de miembros se encuentra en la necesidad de obtener los primeros resultados significativos sobre el sector de las profesiones que podrían incorporarse inmediatamente como refuerzo esencial en los argumentarios propios de cada institución colegial y que presentarían el sector de las profesiones más unificado al exponer su gran peso en la sociedad. Hablaríamos, además, de publicaciones orientadas por la cultura Open Data basada en la transparencia y reutilización de los datos de forma pública para generar un mayor valor añadido social.
¿Qué ocurre cuando las estadísticas no existen o no son transparentes?
Uno de los ejemplos más claros y actuales respecto al perjuicio que puede causar a las instituciones la falta de transparencia en los datos estadísticos lo pudimos apreciar ayer. La Fundación de estudios de economía aplicada (Fedea) denunció un ‘apagón informativo’ en relación a los datos de paro que publica el gobierno. Y es que desde que se hizo efectiva la reforma laboral en febrero, se hace más difícil entender la evolución del mercado de trabajo en detalle. Un hecho que juega en contra de la credibilidad institucional y choca con los principios enunciados por la Comisión Estadística de Naciones Unidas, cuando instauró el Día Mundial de la Estadística en 2010. Principios que conciben las estadísticas oficiales sujetas a unos estándares de calidad, objetivas, exhaustivas y consideradas como un bien público.
Es necesario entender, por tanto, que el objetivo de construir entre todas las profesiones un modelo común de gestión de datos estadísticos dentro del universo colegial y profesional siempre irá en beneficio y fomento del bien común tanto para las organizaciones colegiales como para la sociedad.
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