El seguro de responsabilidad civil profesional es uno de los temas esenciales a tratar en cuanto al proceso de liberalización que tiene en marcha el gobierno. Actualmente, como sabemos, cuando un profesional ejerce su actividad, en una gran mayoría de casos, debe contar con una póliza que garantice la reparación de los posibles daños derivados de una negligencia u omisión en su ejercicio. Este es el caso de los sanitarios, cuyo aseguramiento obligatorio queda recogido en el Artículo 46 de la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias.
Con el objetivo de delimitar el fenómeno del aseguramiento en la teoría económica, en primer lugar, hay que reafirmar que el seguro, únicamente, es un instrumento considerado de control ex-post, es decir, se activa, una vez realizado el acto profesional dañoso para el cliente o paciente. Por tanto, su función no es prevenir la negligencia u omisión, sino compensar y reparar el daño o perjuicio al consumidor del servicio profesional. Además, cuando en este caso un profesional suscribe una póliza de responsabilidad civil, la aseguradora se enfrenta a dos problemáticas derivadas de la ‘información asimétrica’ o brecha de información entre el profesional y la compañía de seguros.
El primer problema, la selección adversa, se explica por la posible tendencia basada en que aquellos profesionales que contraten el seguro sean los más proclives a tomar un mayor riesgo en su actividad que el promedio. Y, por otro lado, se encuentra el riesgo moral, el cual, se describe por el potencial comportamiento del profesional una vez asegurado y que se sustentaría en una ligera relajación de su actividad al saberse cubierto por el seguro. En este sentido, una vez trazada esta casuística de manera sucinta, se puede afirmar que ésta sería más acusada sin el papel de los colegios profesionales. Pero… ¿Qué papel ejercen y pueden potenciar los colegios profesionales en el aseguramiento?
Como afirmábamos, el seguro no desempeña la observación del desarrollo de las actividades profesionales, sino que son los colegios los que realizan su labor fundamental de control deontológico del profesional mediante el instrumento de la colegiación. Así, esta herramienta ejerce el necesario control ex-ante y durante del ejercicio del profesional completando así, junto con el control ex-post del aseguramiento la cadena de eslabones generadores de confianza, calidad y seguridad para los ciudadanos.
Otro elemento identificativo de este modelo asegurador reside en la posibilidad de que los profesionales que así lo deseen suscriban su póliza de seguro a través de su determinado colegio profesional pagándola incluida en su cuota periódica con el correspondiente desglose descrito. De esta forma, el colegio mediante el acuerdo con la aseguradora consigue una póliza colectiva de la cual, es el tomador, y en la que se pueden ir sumando todos los profesionales que la suscriban. Además, existe otro mecanismo en algunas profesiones que va más allá basado en contar con el seguro de RC profesional una vez colegiado potenciando la solidaridad y universalidad.
Estas fórmulas de adhesión en bloque de los profesionales a la póliza colectiva proporcionan a las compañías de seguro un volumen suficiente de primas que permite el abaratamiento de éstas dando lugar al fenómeno denominado economía de escala. Una situación que facilita el acceso de los profesionales a su actividad y que favorece la competencia. Así, según las palabras de la experta en riesgos profesionales María Borrego España-Heredia en la revista Profesiones: «los principios de solidaridad y universalidad de la póliza colegial impiden que el técnico con mayor ‘riesgo’ se vea penalizado o expulsado de ese seguro». El binomio colegio profesional-compañía de seguros tiene un potencial de exploración conjunto mayor en aras de conseguir un control del profesional más eficiente y eficaz, y un seguro más especializado y pormenorizado, sin perder la perspectiva solidaria y favorecedora de la competencia. A día de hoy, la presencia de los colegios profesionales es esencial para generar certidumbre, también en las aseguradoras que proporcionan así, un seguro más accesible y con mejores y amplias coberturas a los profesionales.
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