Cada día, cuando nos asomamos a las ventanas de la información recibimos una ingente cantidad de datos y noticias de carácter económico, como pueden ser la situación del sistema financiero, la mala evolución del empleo o los vaivenes de la dichosa prima de riesgo. Todo este conjunto de asuntos tienen un denominador común: la visión coyuntural en la que nos encontramos carente de perspectiva. En este sentido, es fundamental volver de una forma más profunda y comprometida al debate sobre el modelo productivo que queremos establecer en España para salir de la crisis fortalecidos. Este concepto, tratado en numerosos foros ha ido decayendo en las agendas especialmente por el colosal esfuerzo que supone virar el rumbo de una economía como la nuestra y que precisa de la colaboración de todos los agentes sociales.
El Consejo General de Economistas, en su afán de introducir respuestas en este ámbito, presentó el día 15 de enero de la mano de su presidente, Valentí Pich Rosell, la tercera edición del estudio titulado ‘Un nuevo modelo productivo para España’. Su propuesta esencial responde al objetivo de industrializar la economía, ya que hasta ahora, se ha demostrado que aquellos países con un tejido productivo más industrializado son los que mejor están soportando los avatares y dificultades de la crisis. Para ello, las líneas primordiales del documento aluden, en el corto plazo, a un estímulo de la demanda y a un apoyo en la adaptación de nuestro sector secundario y, a largo plazo, por generar un crecimiento económico sostenible basado en la innovación tecnológica y la cultura empresarial. Los datos que se acompañan en el informe indican que la industria española en el año 2009 tenía un peso del 15,3% sobre el PIB mientras que la media de la Unión Europea estaba en el 17,8%. Además en el periodo 1995-2009 su peso porcentual disminuyó en 6,4 puntos; y el empleo pasó de suponer un 18,4% en 1995 a un 14,2% en el año 2011.
De este modo, Pich, resaltó que la primera necesidad para iniciar este proceso es una mayor coordinación y agilidad del entramado administrativo para impulsar la eficacia y la competitividad de nuestra economía. Ángel Hermosilla, miembro del Departamento de Estudios del CGCEE y coordinador del estudio, sostuvo que la industria tiene un papel fundamental para vertebrar la economía de un país y señaló la gran oportunidad que tiene España para abordar un proceso de industrialización basado en la cultura de la innovación y el espíritu emprendedor, máxime cuando la creación de un empleo en la industria genera dos en el sector servicios. Además, concluyó que «si no damos relevancia y apoyo a nuestro sector industrial será difícil que superemos la crisis».
Jorge Lasheras, presidente de Torront Electric Europa y director general de la Fundación Omart, alabó esta apuesta por redescubrir la industria e insistió en la necesidad de desarrollar un marco de actuación desde el sector público para flexibilizar la actuación de las empresas en materia regulatoria. Según sus palabras «la innovación tecnológica debe surgir desde el sector empresarial.». Por ello, terminó apostando por la gran oportunidad que tienen las pymes en España de acometer este proceso renovador de la industria.
El Consejo General de Economistas, en su afán de introducir respuestas en este ámbito, presentó el día 15 de enero de la mano de su presidente, Valentí Pich Rosell, la tercera edición del estudio titulado ‘Un nuevo modelo productivo para España’. Su propuesta esencial responde al objetivo de industrializar la economía, ya que hasta ahora, se ha demostrado que aquellos países con un tejido productivo más industrializado son los que mejor están soportando los avatares y dificultades de la crisis. Para ello, las líneas primordiales del documento aluden, en el corto plazo, a un estímulo de la demanda y a un apoyo en la adaptación de nuestro sector secundario y, a largo plazo, por generar un crecimiento económico sostenible basado en la innovación tecnológica y la cultura empresarial. Los datos que se acompañan en el informe indican que la industria española en el año 2009 tenía un peso del 15,3% sobre el PIB mientras que la media de la Unión Europea estaba en el 17,8%. Además en el periodo 1995-2009 su peso porcentual disminuyó en 6,4 puntos; y el empleo pasó de suponer un 18,4% en 1995 a un 14,2% en el año 2011.
De este modo, Pich, resaltó que la primera necesidad para iniciar este proceso es una mayor coordinación y agilidad del entramado administrativo para impulsar la eficacia y la competitividad de nuestra economía. Ángel Hermosilla, miembro del Departamento de Estudios del CGCEE y coordinador del estudio, sostuvo que la industria tiene un papel fundamental para vertebrar la economía de un país y señaló la gran oportunidad que tiene España para abordar un proceso de industrialización basado en la cultura de la innovación y el espíritu emprendedor, máxime cuando la creación de un empleo en la industria genera dos en el sector servicios. Además, concluyó que «si no damos relevancia y apoyo a nuestro sector industrial será difícil que superemos la crisis».
Jorge Lasheras, presidente de Torront Electric Europa y director general de la Fundación Omart, alabó esta apuesta por redescubrir la industria e insistió en la necesidad de desarrollar un marco de actuación desde el sector público para flexibilizar la actuación de las empresas en materia regulatoria. Según sus palabras «la innovación tecnológica debe surgir desde el sector empresarial.». Por ello, terminó apostando por la gran oportunidad que tienen las pymes en España de acometer este proceso renovador de la industria.
Juan Canals, presidente de la Comisión Internacional de la CEOE y experto en industria textil aludió al nuevo fenómeno de la relocalización, es decir, volver a trasladar aquellas industrias que fueron establecidas en el continente asiático en nuestro país ya que es posible producir textiles de forma competitiva aquí. Además reiteró: «un Estado es débil cuando su sector industrial está por debajo del 20% del PIB». Cerró su intervención manifestando la importancia de invertir en formación e incentivar la cultura industrial y empresarial.
El reto planteado no es fácil y, evidentemente, conllevaría un esfuerzo sostenido en el tiempo que requiere del compromiso transversal de todos nosotros. Por ello, dado el interés que supondría esta transformación para muchos de los profesionales, en la siguiente entrada trataremos de analizar que ha explicado hasta ahora el éxito de la industrialización en muchos países prestando singular atención a la evolución del empleo y al crecimiento económico. Además, nos haremos eco de los estudios actuales de otros economistas relevantes fuera de España sobre este asunto.
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