Las profesiones no existirían sin los profesionales que las hacen posibles. Son estos profesionales, también ciudadanos, los que detectan antes que muchos estudios, a un nivel micro, la deriva de nuestra sociedad. Profesionales preocupados que, junto a otros, se reúnen, hablan, comparten y, tras darse cuenta de que es necesario pasar a la acción, dan forma a un análisis, un estudio, un libro.
"Crisis (esta crisis) y Salud (nuestra salud)" (descargable en pdf) es el resultado de una preocupación, la de los médicos Fernando Lamata y Manuel Oñorbe, ante la realidad contrastada con datos económicos de la reducción de la inversión pública sanitaria, y los efectos que esta ya está teniendo en la salud de la ciudadanía, especialmente en aquella en riesgo de exclusión social. Una realidad puesta sobre la mesa que ha encontrado en la recesión económica la principal justificación de parte de la clase política. Como precisó Lamata en la presentación, "las causas del deterioro del Sistema Nacional de Salud radican en la desregulación financiera, que favorece a los que más tienen, y las políticas de austeridad, que se traducen en recortes".
Un descenso en la inversión en sanidad pública trae consigo un menor número de personas para atender a los pacientes; a esto se le añade la puesta en cuestión de la universalidad de la sanidad en España por movimientos, colectivos y plataformas, como la Marea Blanca, la Cumbre Social o Movimiento por la paz. Incide esta última en un reciente comunicado en que el Real Decreto Ley 16/2012 consiguió que la asistencia sanitaria "dejara de ser un derecho de todas las personas, y pasara a ser una prestación vinculada a la condición administrativa de asegurado". Este RDL también ha provocado que se "restrinjan ciertas prestaciones y se aumente la carga económica directa para las personas". Recientes estudios universitarios, así como el Índice de Desarrollo de los Servicios Sociales 2014, desde donde advierten de la desmantelación del Sistema Público de Servicios Sociales, subrayan esta tendencia.
La presidenta del Consejo General del Trabajo Social, Ana Isabel Lima, escribió recientemente en su bitácora personal un artículo titulado "Nos creíamos clase media". En él apelaba al Informe sobre Servicios Sociales en España, de donde se extrae que la mitad de la demanda actual de servicios sociales "se produce desde personas de la clase media que al haber perdido su empleo y tener una deuda hipotecaria entran en una situación de vulnerabilidad social". También opina sobre el documental "1 de cada 5 personas en España viven en riesgo de pobreza en España", donde define a las ONG´s como acompañantes del Estado (no sustitutas). La idea de la imposibilidad de la sostenibilidad alimenta estas alternativas; a su vez, surgen, con más fuerza, mensajes que alertan de las posibles consecuencias de la precarización del Estado del bienestar, como el comunicado de la Federación Internacional de Salud Mental, que advierte de que "no hay desarrollo sostenible sin salud mental y física".
Es la sostenibilidad del sistema el argumento clave, la palabra que puede significar muchas cosas dependiendo de quién la utilice. La sostenibilidad resignificada, puesta en valor. Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial, habló del poder de las palabras en la presentación del libro de los doctores Lamata y Oñorbe. "Quien define qué es sostenibilidad y qué quiere decir, decide sobre nuestro futuro; engaña sin mentir". De ahí la importancia de estos estudios, de que los datos precisos puedan reflejar la realidad. "La clave está en si somos capaces de darnos cuenta de lo que está sucediendo y de darlo a conocer", precisó Sendín. Ir más allá del individualismo, y pensar en términos de sociedad civil organizada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario