Afirmaba recientemente Kaushik Basu, economista jefe del Banco mundial, que la mejor formulación de políticas necesita de la mejor documentación disponible, aunque «hay sectores en los que no se dispone de ella» y «debemos basarnos en una combinación de intuición y teoría».
Las coordenadas planteadas por Kaushik Basu encajan con la situación del subsector de servicios profesionales en España, el cual no produce un volumen de datos suficiente y homogéneo y, por tanto, dificulta la evaluación del impacto preciso de cambios regulatorios. No obstante, la teoría económica y algunas investigaciones econométricas llevadas a cabo en otros países tomando como objeto de análisis el giro hacia una regulación demasiado liberalizadora permiten establecer, al menos, el signo negativo sobre la confianza de los ciudadanos y la degradación del ejercicio profesional que supondría en nuestro país dicho giro; metodología y conclusiones reflejadas en el estudio que realizó Unión Profesional denominado ‘Impacto en la economía nacional de la regulación de los colegios profesionales’.
Pero debemos ir más allá. Así, el pasado 2 de octubre, la Comisión Europea comunicó el desarrollo de un estudio económico sobre las profesiones en Europa para medir detalladamente los beneficios de un cambio de regulación. Una iniciativa positiva que podría ir en línea con el fenómeno Big Data que, gracias al MIT (Massachussets Institute of Technology), ha posibilitado la primera aplicación macroeconómica llamada ‘proyecto del billón de precios’, que facilitaría información a consumidores y productores.
¿Y si pudiéramos calibrar mejor el efecto de una regulación perjudicial para los ciudadanos y profesionales? La respuesta y oportunidad está en los datos…
Las coordenadas planteadas por Kaushik Basu encajan con la situación del subsector de servicios profesionales en España, el cual no produce un volumen de datos suficiente y homogéneo y, por tanto, dificulta la evaluación del impacto preciso de cambios regulatorios. No obstante, la teoría económica y algunas investigaciones econométricas llevadas a cabo en otros países tomando como objeto de análisis el giro hacia una regulación demasiado liberalizadora permiten establecer, al menos, el signo negativo sobre la confianza de los ciudadanos y la degradación del ejercicio profesional que supondría en nuestro país dicho giro; metodología y conclusiones reflejadas en el estudio que realizó Unión Profesional denominado ‘Impacto en la economía nacional de la regulación de los colegios profesionales’.
Pero debemos ir más allá. Así, el pasado 2 de octubre, la Comisión Europea comunicó el desarrollo de un estudio económico sobre las profesiones en Europa para medir detalladamente los beneficios de un cambio de regulación. Una iniciativa positiva que podría ir en línea con el fenómeno Big Data que, gracias al MIT (Massachussets Institute of Technology), ha posibilitado la primera aplicación macroeconómica llamada ‘proyecto del billón de precios’, que facilitaría información a consumidores y productores.
¿Y si pudiéramos calibrar mejor el efecto de una regulación perjudicial para los ciudadanos y profesionales? La respuesta y oportunidad está en los datos…
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