«Las instituciones desempeñan un papel esencial en el crecimiento económico, ellas a su vez son incentivos para crear una estructura productiva.»
Douglas North, Nobel de Economía, 1993
El estudio sobre el papel que juegan las diferentes instituciones en el desarrollo y crecimiento económico de un país ha sido destacado en los últimos años. Sin ir más lejos, los economistas Daron Acemoglu y James Robinson publicaron recientemente ¿Por qué fracasan los países? donde sostenían que la causa principal del crecimiento económico era el tipo de arquitectura institucional.
En España, dentro del conjunto de instituciones establecidas, los colegios profesionales tienen una especial sensibilidad en el desarrollo social y económico y conforman una entidad con un recorrido histórico importante y con unas funciones atribuidas por la Constitución en el artículo 36 que les otorga facultad de autorregulación. Sin embargo, el Anteproyecto de Ley de Servicios y Colegios Profesionales (LSCP), en sus artículos 32 y 33, conduce a que los colegios profesionales sean un órgano administrativo inferior, restándole así independencia. ¿Qué supondría esto en términos socioeconómicos?
En España, dentro del conjunto de instituciones establecidas, los colegios profesionales tienen una especial sensibilidad en el desarrollo social y económico y conforman una entidad con un recorrido histórico importante y con unas funciones atribuidas por la Constitución en el artículo 36 que les otorga facultad de autorregulación. Sin embargo, el Anteproyecto de Ley de Servicios y Colegios Profesionales (LSCP), en sus artículos 32 y 33, conduce a que los colegios profesionales sean un órgano administrativo inferior, restándole así independencia. ¿Qué supondría esto en términos socioeconómicos?
La degradación institucional genera menor actividad económica
Unas instituciones como los colegios profesionales, menos estables y con menor independencia en el ejercicio de sus funciones, podrían disminuir el nivel de certidumbre entre los agentes económicos de este subsector, es decir, profesionales y consumidores. Así, como se desprende de las conclusiones de los economistas antes nombrados, los marcos institucionales que fomentan la estabilidad y la confianza en las reglas del juego de los agentes económicos son aquellos que buscan proteger los derechos y hacer cumplir los acuerdos. Por tanto, sin estas reglas, la tendencia resultante sería de un retroceso paulatino en la actividad económica directa del subsector de servicios profesionales y de manera indirecta o inducida en otros sectores económicos vinculados.
No hay que olvidar que, bajo este modelo colegial, las profesiones han experimentado una clara evolución y estandarización con el ámbito europeo y han contribuido de forma esencial tanto al crecimiento económico sostenido años atrás, como a aguantar en mayor medida la caída del empleo en estos años de crisis. Esta convergencia y potencialidad no hubiera sido posible sin la labor diligente e independiente de los colegios profesionales, que en su constante proceso de mejora componen el generador de confianza en la prestación de servicios profesionales.
Beneficio de la independencia de las entidades colegiales en una regulación equilibrada
Una regulación equilibrada y estable favorece una mayor seguridad jurídica en el mercado; elimina o disminuye los costes ligados a la búsqueda de información fiable sobre los profesionales y reduce la burocracia. En este sentido, Ronald Coase (Nobel Economía,1991) afirmó que «para que dos partes implicadas lleguen a acuerdos y cooperen sobre derechos, obligaciones, etc. deben tener una cantidad de información suficiente, un proceso que es duro, costoso y en ocasiones deficiente. Sin embargo, cuando no sea posible llegar a puntos de encuentro debido a la desconfianza e incertidumbre es necesaria una regulación eficaz.»
Por ello, fruto de una regulación equilibrada aunque mejorable, la función de control deontológico, que solo pueden realizan los colegios profesionales, —tal y como reconoce la Constitución— proporciona confianza a los clientes y pacientes sobre la calidad que obtienen. Si las entidades colegiales perdieran parte de su independencia institucional y alcance en sus funciones por un excesivo intervencionismo de las mismas, se generarían dinámicas de degradación en la certidumbre de los agentes económicos de este subsector dando lugar a un menor potencial de crecimiento económico futuro.
Por ello, fruto de una regulación equilibrada aunque mejorable, la función de control deontológico, que solo pueden realizan los colegios profesionales, —tal y como reconoce la Constitución— proporciona confianza a los clientes y pacientes sobre la calidad que obtienen. Si las entidades colegiales perdieran parte de su independencia institucional y alcance en sus funciones por un excesivo intervencionismo de las mismas, se generarían dinámicas de degradación en la certidumbre de los agentes económicos de este subsector dando lugar a un menor potencial de crecimiento económico futuro.
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