Después del consenso alcanzado, aunque pendiente de firmar en abril, en la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático en Paris este mes de diciembre, conviene reflexionar sobre qué sectores económicos podrían protagonizar e impulsar la reducción de los gases de efecto invernadero y una mayor sostenibilidad de la gestión de recursos, entre otros asuntos.
Si nos centramos en el subsector de los servicios profesionales, recientemente hemos obtenido una serie de datos que ponen de manifiesto el potencial de las profesiones en materia de buenas prácticas medioambientales y de innovación.
De esta forma, conocíamos que el agregado de actividades profesionales, científicas y técnicas junto con las actividades sanitarias y de servicios sociales disminuyó la generación de residuos un 11,31% entre el año 2013 y 2011 según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un dato en términos positivos que, si bien, responde a una ligera menor actividad, también es fundamentalmente, por una mayor concienciación del impacto del ejercicio profesional en el medioambiente.
Asimismo, el INE también publicaba la Encuesta sobre innovación en las empresas donde se desprendía que las actividades profesionales realizaron el 19,56% de la inversión empresarial en innovación en España durante el 2014. Un incremento del 3,29% anual que contrasta con la caída general del 2,07% de la inversión del conjunto del tejido empresarial para la innovación.
- Las profesiones en el fomento de las energías renovables y las buenas prácticas medioambientales
A la luz de estas dos muestras de datos, tomar como referencia la estrategia de la Comisión Europea de que el 20% del consumo energético en la UE proceda de energías renovables en 2020, es oportuno para las profesiones.
John A. Mathews, profesor de Estrategia de Macquarie Graduate School of Management en Sydney, señalaba recientemente en un artículo que «a diferencia de las actividades de minería, perforación y extracción, en la fabricación (de energías renovables) hay curvas de aprendizaje que aumentan la eficiencia de la producción y reducen su costo». E insistía en que «las inversiones en energías renovables abaratan su producción, expanden el mercado para su adopción y aumentan el atractivo de futuras inversiones».
Por tanto, más allá del parón sufrido en las energías renovables en España, que actualmente generan alrededor del 15% de la energía, sectores profesionales como el jurídico, económico, científico, sanitario, ingeniería, arquitectura, tienen mucho que decir en este área, así como en materia medioambiental.
Desde el diseño e implementación de infraestructuras para energías renovables, la gestión eficiente en centros públicos y privados y, esencialmente, la concienciación y divulgación desde las profesiones hacia los ciudadanos acerca de la relevancia e interés común que nos debe unir como sociedad respecto al medioambiente.
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