«La crisis económica nos ha devuelto al pasado. La falta de crecimiento de la renta y la consecuente disminución de los ingresos fiscales han hecho que las cotas de servicios ya consolidadas, así como las nuevas prestaciones que se consideraban merecidas, no sean financieramente sostenibles». Guillem López Casasnovas
Es una de las reflexiones con las que comienza el ensayo El bienestar desigual (Península, 2015), Guillem López Casasnovas, catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra. El foro elegido para la presentación de su libro fue el Consejo General de Economistas encabezado por su presidente, Valentín Pich, en el mes de septiembre.
En el libro, Casasnovas aborda con una estructura muy definida hacia donde debería avanzar el sistema del Estado del Bienestar en España, particularmente en la sanidad donde refiere la necesidad de racionalizar el gasto, priorizar actuaciones y la introducción de más criterios de coste-efectividad. Para ello, apela a una concienciación personal sobre el verdadero coste de los servicios públicos y sostiene que «sin responsabilidad individual no hay acción colectiva perennemente sostenible».
Dentro de las claves que propone para evolucionar la sostenibilidad pública, a nivel administrativo defiende que «toda regulación de carácter preventivo debería probar que su relación coste-eficiencia reduce la probabilidad de que suceda el peor de los resultados sociales posible».
Además, en el plano temporal en cuanto a la solidaridad intergeneracional señala los límites que no debería traspasar con el fin de que sea justa y prolongable. Según el autor, esta solidaridad «abarca no solo los procesos de preservación del medio ambiente y la calidad de vida en general para las futura generaciones, sino también la custodia de un endeudamiento asumible que no les traslade costes financieros que no podrán pagar».
Así pues el debate sobre lo público está servido...
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