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El escenario político-económico actual se define por una suerte de autoconvencimiento de las autoridades europeas de su recetario para salir de la crisis, si bien, el crecimiento experimentado y previsto del 2,8% para este año vendrá esencialmente de factores externos y supranacionales: caída del petróleo, depreciación del euro y medidas del Banco Central Europeo (BCE). Mientras, la problemática de Grecia continua sin resolver y con unos márgenes de negociación demasiado rígidos; síntoma de la articulación tortuosa de la gobernanza europea que, en última instancia, siempre perjudica a los ciudadanos, los cuales soportan niveles de desempleo y precariedad social de tintes crónicos.
En este contexto, entre las soluciones que se proponen, el lunes 23, el BCE y la Comisión Europea (CE) publicaron sus conclusiones preliminares con motivo de la visita a España de sus expertos para supervisar el programa de asistencia financiera a la banca. Dentro de las recomendaciones para evitar la segmentación del mercado laboral señalaron que «hay algunas reformas claves pendientes, como la reforma de los servicios profesionales y de las asociaciones profesionales, que si se adoptara beneficiaría al conjunto de la economía». Nuevo recordatorio que se suma al realizado al término de febrero por Bruselas donde manifestaba el retraso en la aprobación de esta reforma.
Por otro lado, al elevar la perspectiva, nos encontramos con el transcurso de las negociaciones que llevan a cabo EE.UU y la UE sobre el Tratado de Libre Comercio (TTIP, por sus siglas en inglés). Un proceso que desde las autoridades europeas se afirma, según determinados estudios, fomentaría un mayor crecimiento económico. No obstante, son numerosas las voces críticas y respetadas que cada vez se alzan más contra la aprobación del TTIP, como Susan George, analista política y vicepresidenta de ATTAC Francia.
- Derechos del consumidor: innegociables
Uno de los hilos conductores fundamentales de estos asuntos tiene que ver con la posible afección a los consumidores. Asunto sobre que el que en muchas ocasiones se pasa de puntillas sin profundizar en las particularidades de cada sector. En este sentido, el 15 de Marzo se celebraba el Día Mundial de los Derechos de los Consumidores establecido en 1983. Más de tres décadas en las que el consumidor ha adquirido más elementos de poder decisorios y de contraste de los productos y servicios asociados a la formación y la tecnología junto con regulaciones que los protegen.
Factores que no se pueden arrinconar o devaluar en ningún contexto, en tanto en cuanto, determinados sectores como los servicios profesionales requieren de una regulación específica. Es decir, el cliente o paciente no puede evaluar con exactitud ex ante, durante, ni ex post el nivel de calidad recibido debido a la asimetría de información. Por ello, se demanda una estructura regulatoria como la actual —con asumido margen de mejora— en la que los colegios profesionales realizan el control deontológico de los profesionales mediante la herramienta necesaria de colegiación y ofrecen esencial información a los ciudadanos.
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