martes, 12 de febrero de 2013

¿Cómo se mide la productividad en los servicios profesionales?

Cuando hace poco más de un mes supimos de la existencia del supuesto borrador en diapositivas del anteproyecto de ley de servicios profesionales, fueron varios asuntos los que llamaron la atención. Entre ellos, los beneficios potenciales que conllevaría esta nueva ley. Así, se desprendía que se produciría un fomento del empleo y mejora de la productividad pero…¿qué entendemos por mejora de productividad en los servicios profesionales?, ¿cuáles son los parámetros utilizados? y, sobre todo ¿por qué tendría que mejorar o aumentar esta productividad con una liberalización?

Como ejemplo, la productividad mide la cantidad de tornillos que es capaz de producir un factor de producción —máquina o trabajador— en un periodo de tiempo determinado. Una forma que encaja a la perfección con los productos manufacturados en la medida en que son tangibles y que es esencial en términos económicos para evaluar procesos de producción. Sin embargo, ¿cómo medimos la productividad de los servicios?

Los economistas McClaughlin y Coffey, en 1990, apuntaron que las dificultades de medir la productividad en los servicios se derivan de:
1) La complejidad de los factores productivos: por ejemplo, medios y recursos utilizados
2) El grado de personalización: el consumidor precisa atención especial lejos de estandarizaciones
3) El nivel de agregación: ¿medimos a un profesional, un departamento, una empresa...?
Dentro de los servicios profesionales podemos aplicar como fórmula de productividad aquella que mide el número de casos atendidos por un profesional en un determinado periodo de tiempo.
Por ejemplo, si la liberalización se produjera, y tal como se deduce, nosotros como consumidores fuéramos de repente al abogado sólo porque sus servicios llegaran a ser más baratos, ¿Que sucedería con la productividad? Lo cierto es que aumentaría, ya que el abogado atendería más casos de clientes, suponiendo eso sí, el mismo tiempo dedicado a cada cliente. ¿Pero aplicaría el mismo nivel de calidad?

En este sentido, si entendemos la productividad como la relación entre el número de casos atendidos por un profesional y la cantidad de medios y recursos que utiliza, podemos caer en la trampa del anuncio de una productividad creciente y ‘beneficiosa’.  Ya que la lógica que habría detrás sería una reducción de los medios y recursos que utiliza un profesional cuando presta un servicio junto con prácticamente el mismo número de casos atendidos. Una situación nada desdeñable en un posible escenario liberalizador en donde la calidad aportada por cada profesional en el servicio se vería mermada al no estar tan presentes los colegios profesionales como órganos de control deontológico para generar confianza y credibilidad en los clientes y pacientes sobre la calidad de los profesionales.

Así, en los servicios sanitarios, en donde la medición de la productividad es más espinosa, están surgiendo preguntas tales como: ¿es deseable que un médico atienda a un determinado número de pacientes con la necesaria dedicación en pruebas, medicamentos, etc. ? o, ¿qué atienda más pacientes sin la necesaria atención? La respuesta, la podemos encontrar en las últimas noticias sobre esta área en concreto, en donde se estudia premiar de forma salarial a áquellos profesionales sanitarios que ahorren en pruebas, medicinas y hospitalizaciones. Un hecho extrapolable a lo que podría ocurrir con colectivos como arquitectos o ingenieros, etc. La espiral de generar incentivos en los profesionales a través de la menor utilización de menos medios y recursos necesarios parece preocupante. ¿Dónde estará el límite de reducción de recursos si los colegios no pueden controlar y amparar al profesional? ¿Queremos que la productividad crezca así?

1 comentario:

  1. Muy buen artículo la verdad! Muy bien explicado y muy interesante la manera en que se mide la productividad, además de esta cambiar dependiendo del tipo de trabajador. Yo creo que medir la productividad es importante, no como una manera de espiar, si no como una manera de mantener estimulado al personal. Las personas que trabajan poco se han de poner las pilas, sin embargo es una ventaja para los trabajadores que son muy productivos, ya que se puede ver lo eficaces que son, permitiendo que les asciendan y recompensen por el trabajo bien hecho. Hay un artículo muy interesante sobre este tema, que invito a leer a cualquier persona que esté interesada, y que tenga un rato libre.

    Un saludo!

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